Científicamente se estudia la
psicología social como la INTERACCIÓN entre el COMPORTAMIENTO HUMANO Y SU
ENTORNO, estos conocimientos luego son trasladados al campo profesional en la
denominada psicología social aplicada, el trabajo se centra en un problema de
comportamiento social especifico que es analizado para luego poder resolverlo
eficazmente. La manipulación suele tener una connotación negativa señalando un
afán generalmente instrumental de manejar a una persona o un grupo para ciertos
fines sobre los cuales el individuo o grupo no estaría necesariamente e
acuerdo.
El problema de la manipulación en la psicología social aplicada,
si bien es cierto, que tales manipulaciones suelen estar asociadas con motivos
instrumentales que transgreden la voluntad, la carga negativa que ha adquirido
el término sesga su ajustada comprensión. La manipulación es PARTE SUSTANCIAL
de la interacción humana y está codificado en los genes del ser humano. Nuestro
primer acto en la vida es una manipulación: el llanto emite un sonido aversivo
(aversivo: es un estímulo que tiene la propiedad de ser desagradable para quien
lo recibe) y llama la atención de los adultos movilizándolos para que
satisfagan las demandas del neonato.
El recién nacido continúa su interacción con el medio con el mismo
método exitoso. Requiere alimentación, llora y es atendido. Siente incomodidad
por haber humedecido sus ropas y aplica medio similar. Años más adelante ya
podrá comunicarse a través de códigos simbólicos y cambiará de método. Sin embargo,
la manipulación no desaparecerá del repertorio de guiones de comportamiento. Querrá
obtener atención y empieza a comportarse precisamente de la forma en que los
padres desaprueban y así se ven forzados a atenderlo, aunque sea en condición
no muy cordial. Por ejemplo, los padres están visitando a unos amigos y en
amena conversación el pequeño queda relegado. No le interesa el diálogo y
comienza a jalar a su madre para que lo atienda. Ella no le hace caso y
continúa su amena conversación. El niño al ver frustrados sus intentos
utilizará un medio más radical para manipular a sus padres y comienza a llorar,
si no a tornar objetos delicados con ademanes destructores y de una u otra
manera ya habrá obtenido la atención requerida.
El gran científico y humanista Albert Einstein nos hizo seria
advertencia: “La fuerza desencadenada del
átomo lo ha transformado todo menos nuestra forma de pensar. Por eso nos
encaminamos hacia una catástrofe sin igual”.
¿Qué forma de pensar hubiéramos debido cambiar para evitar esta
hecatombe? Sin duda, Einstein se refería al estilo de pensar objetivista,
dominador y posesivo que hizo quiebra en la primera guerra mundial y no fue sustituido
por un modo de pensar, sentir y querer más ajustado a nuestra realidad
humana-espiritual.
Los pensadores más lúcidos nos vienen instando desde el período de
entreguerras a cambiar el ideal, realizar una verdadera metanoia (es un enunciado retórico utilizado para retractarse de
alguna afirmación realizada, y corregirla para comentarla de mejor manera), y
superar el afán de poder mediante una decidida voluntad de servicio. Este giro
fue realizado en círculos escogidos, pero no en las personas y los grupos que
deciden la marcha de la sociedad. En éstos siguió operante un afán incontrolado
de dominio, dominio sobre cosas y personas.
El dominio y control sobre los seres personales se lleva a cabo
mediante las técnicas de MANIPULACIÓN. El ejercicio de la manipulación de las
mentes encierra especial gravedad en este momento por tres razones básicas:
1.- Sigue orientando la vida
hacia el viejo ideal del dominio, que provocó dos hecatombes mundiales y no
logra colmar hoy nuestro espíritu pues ya no podemos creer en él.
2.- Impide dar un giro decidido hacia un nuevo ideal que sea capaz
de llevar nuestra vida a plenitud.
3.- Incrementa el desconcierto espiritual de una sociedad que
perdió el ideal que persiguió durante siglos en distintas civilizaciones
antiguas (mayas, incas, sumerios, egipcios entre otros), y no logra descubrir
uno nuevo que sea más conforme a la naturaleza humana.
Si queremos
colaborar eficazmente una sociedad mejor, más solidaria y más justa, debemos
poner al descubierto los ardides de la manipulación y aprender a pensar con
todo rigor. No es demasiado difícil. Un poco de ATENCIÓN Y FINURA CRÍTICA nos
permitirá delatar los trastrueques de conceptos que se están cometiendo y
aprender a hacer justicia a la realidad. Esta fidelidad a lo real nos depara
una inmensa libertad interior.
No basta
vivir en un régimen democrático para ser libres de verdad. Hay que conquistar
la libertad día a día frente a quienes intentan arteramente dominarnos con los
recursos de esa forma de ilusionismo
mental que es la manipulación.
Esta
conquista es posible si tenemos una idea clara de cuatro cuestiones para pensar
sobre el tema, y, tomar decisiones para no dejarnos influenciar sobre nuestras
decisiones:
1.- ¿Que significa manipular?
2.- ¿Quién manipula?
3.- ¿Para que manipula?
4.- ¿Que táctica moviliza para ello?
El análisis
de estos cuatro puntos nos permite al final discernir si es posible poner en
juego un antídoto de la manipulación. Estamos a tiempo de salvaguardar nuestra
libertad personal con cuanto implica. Hagámoslo animosamente.
LA CONFIGURACIÓN DE UN NUEVO HUMANISMO una vez que recuperemos el lenguaje secuestrado por los manipuladores y ganemos libertad interior, podemos abordar con garantía de éxito la gran tarea que tiene ante sí la Humanidad actual: dar vida a una nueva forma que asuma los mejores logros de la Edad Moderna y supere sus deficiencias, las que provocaron dos hecatombes mundiales. Esta tarea, que en lenguaje religioso se está llamando "reevangelización", sólo podrá llevarse a cabo si vamos a la raíz de nuestro obrar. La raíz es el ideal que nos mueve.
Desde el período de entreguerras se pide en Europa un cambio en el estilo de pensar, de sentir y actuar. Ese cambio no se ha realizado. De ahí el desconcierto y la apatía de la sociedad contemporánea. Es hora de abandonar la indecisión y poner las bases de una concepción de la vida aquilatada, más ajustada a la condición verdadera del ser humano. Ello requiere tener la valentía de optar por el ideal de la generosidad, la unidad, la solidaridad. Ese ideal -y la cultura a él correspondiente- tiene una antigua y prestigiosa tradición en Europa, pero, frente a la época anteriores a la nuestra, se nos presenta como algo novedoso. Si lo asumimos animosamente, sin restricción alguna, veremos nuestra vida colmada de alegría, pues, como bien decía el gran Bergson, "la alegría anuncia siempre que la vida ha triunfado". Y no hay mayor triunfo que el crear modos auténticos de unión personal.
Que esta tarea creativa se lleve a cabo en la sociedad actual depende en buena medida de los medios de comunicación. Un día y otro, con el poder de persuasión que ejerce la insistencia, los “medios” abren ante el hombre actual dos vías opuestas:
1.- La vía de la creatividad y la edificación cabal de la personalidad.
2.- La vía de la fascinación y el desmoronamiento de la vida personal.
Cuando se habla de manipulación, se alude a una forma de abuso de los medios de comunicación que tiende a encaminar a las gentes por una vía destructiva.
Cabe, sin embargo, otra forma de uso que asuma todas las posibilidades de tales medios y les confiera una honda nobleza y una gran fecundidad. Sólo cuando las personas se orienten por esta vía tendrán garantizada su libertad en el seno de los regímenes democráticos, que -bien está recordarlo- no generan libertad interior automáticamente.